Aburrida (Libre)

No había mucho que hacer. El sol brillaba en lo alto con todo su esplendor, poniéndome completamente de mal humor. ¿Es que acaso resultaba tan imposible pedir un poco de lluvia todos los días? O ¿al menos concederme un par de nubes cubriendo el inminente astro amarillo? Al parecer lo era y eso aunado a la felicidad y las voces chillonas a mí alrededor, era lo que ensombrecía más mis ánimos.

De acuerdo, yo no era la chica más feliz del universo y quizá estaba peligrosamente cerca de convertirme en una antisocial amargada que va por la vida alejando a los seres humanos, pero si la vida esperaba que yo lograra hacer amigos o mantener a los conocidos que tenía, debía ceder un poco, ¿no es así?

Suspire dándome por vencida, la vida no era justa y no iba a comenzar a cambiar su rumbo justo en el momento en que a mí me apetecía que lo hiciera. La soledad de la terraza me había parecido una buena idea para pasar el rato y aburrirme a placer, pero, calcule mal los parámetros de mi aburrimiento y comenzaba a ser molesto.

-Quizá si salto, algo interesante sucedería –murmure para mí misma, me encontraba en la parte más alta del edificio, así que… no sería una caída linda. No planeaba hacerlo, simplemente, verificaba mis límites. Me acerque a la orilla y mire hacia abajo disfrutando del vértigo que me recorría.

Una voz ajena a la mía me sobresalto provocando que me inclinara ligeramente más hacia abajo en el acto. Me costó un par de segundos recobrar el equilibrio y dar medio paso hacia atrás poniéndome tentativamente a salvo.

Enfoque con la mirada a la dueña de la voz, dándome cuenta de que era una desconocida para mí, pero, eso no era realmente especifico; la realidad es que no conocía casi a nadie a pesar de ser una antigua estudiante del colegio, lo cual resultaba raro si es que no se sabía mi historia.

-Me asustaste –dije suponiendo que mi comentario era más que obvio, la realidad era que no había notado su presencia, mi auto-envolvimiento tendía a dejar de lado el resto del mundo centrándose desde luego; en mi patética vida.

-Tienes razón, tendrían que limpiar el piso de abajo –señale con la cabeza para enfatizar mis palabras y sonreí apenas a medias imaginando que incluso si saltara mi madre creería que lo hice solo para avergonzarla.

Asentí como respuesta un par de veces, a pesar de que el ritmo de mi corazón se había acelerado considerablemente y parecía costarle retomar su frecuencia normal, todo está bien.

-Solo un poco de vértigo, pero es divertido –me encogí de hombros restándole importancia al hecho de sentir nauseas y ese ligero desequilibro en la base del estomago. La gente abajo se había dado cuenta de mi casi percance y parecía el evento de la semana. Incluso alguien tomaba fotos, en dos ocasiones los flashes alcanzaron mis ojos obligándome a colocar el brazo derecho frente a mi rostro para evitar que la luz cegadora me golpeara de nuevo.

-Serás popular por compartir un momento con la “casi suicida” –alguien de los que estaba abajo lo había gritado a modo de broma y estaba casi segura de que el sobrenombre me seguiría por un tiempo.

La joven rubia parecía divertida y sonreí esta vez dejando que la sonrisa se quedara más tiempo sobre mis labios, me incline de nuevo hacia adelante para presentarme.

- Soy Eve –dije poniéndome en la misma posición que ella logrando que más gente se reuniera abajo, no tardarían en llamar a alguien de alto rango para que nos controlara.

Estuve a punto de responder una de esas frases cordiales que se dicen cuando conoces a alguien nuevo, pero un grito de nuestro público interrumpió mi frase y decidí prestar atención, quizá era algo importante lo que murmuraban de boca en boca como si fuese lo más importante del mundo.

Alguien pareció reconocerla y enseguida todo el mundo coreaba lo mismo, era como si les resultara inimaginable el hecho de que la rubia platinada pudiera estar en una terraza hablando tranquilamente con la chica que había intentado suicidarse o al menos, ellos creían que lo había intentado.

El apellido Evans era bastante conocido en la escuela, los hermanos Evans lideraban el Club de Drama, donde yo estaba obligada a asistir, así que enarcando una ceja la mire con la duda reflejada en el rostro, quizá eran familiares, podía notar cierto parecido con ellos, el cabello rubio, la sonrisa, el porte similar a una estrella de televisión; era posible que lo fuera.

-¿Modelo? –había pasado demasiado tiempo desde que una revista de moda o algo similar estuvo en mis manos, así que era por completo ignorante de cualquier cosa que sucediera en el mundo de la farándula.

-Espera, eres familiar de Ryan & Sharpey? –pregunte exponiendo mis dudas dejando de lado a la gente que seguia gritando.